11 de octubre de 2019

# 027 idea de la semana: comprar, utilizar… regalar

Ha vuelto con más fuerza que nunca. El viejo sistema de intercambio, la transacción que margina al dinero y pone las especies en el centro, vive actualmente una etapa dorada. Empujado por la creciente concienciación de la sociedad hacia el medio ambiente y por las herramientas que ponen al alcance las TIC, las palabras «intercambio», «reutilizar» y «compartir» están más en boga que nunca.

Como adelantábamos, detrás del auge de la cultura del intercambio hay dos grandes ‘culpables’. Uno es el nuevo enfoque de la actividad económica que, consciente de que los recursos de la Tierra son limitados, tiene en cuenta el medio ambiente y el desarrollo sostenible. El segundo ingrediente imprescindible para la práctica del intercambio está más en forma que nunca y son las plataformas digitales, que han allanado el camino (¡y de qué manera!) para que personas con intereses comunes, o con demandas y necesidades que se complementan, se pusieran en contacto de una manera muy ágil, directa y eficaz. Gracias a las herramientas y aplicaciones digitales, se han creado verdaderas comunidades de personas que sin compartir barrio (ni siquiera ciudad o país) se encuentran (online, claro) para ayudarse y compartir bienes o servicios. Y, por tanto, para comercializar sin dinero, reduciendo el consumo, reciclando, reutilizando bienes y conformando comunidades deslocalizadas.

Encontramos múltiples ejemplos de esta tendencia. En la calle, ya hace muchos años que se organizan (con mayor o menor fortuna) mercados de segunda mano y de intercambio; y también desde hace unos años, encontramos los bancos de horas o de tiempo, sistemas por los que las personas intercambian habilidades sin utilizar dinero, únicamente contabilizando las horas de servicio prestado y recibido. A menudo, a través de plataformas digitales, se convocan eventos como las Swaps parties, encuentros divertidos entre amigos para intercambiar ropa. En paralelo, han surgido múltiples webs y apps que tienen como finalidad poner en contacto a gente que quiere intercambiar, regalar o simplemente encontrar algo gratis. Si seguimos con la ropa, especialmente la de bebés y niños, encontramos las webs de Creciclando, Wikimums o Grownies o, en el sector de ropa para mujer, Ropadona o Pretachanger (en Francia).

Recientemente ha nacido la app Gratix, que con una estética que nos recuerda mucho al exitoso Wallapop, tiene por objetivo dar una segunda vida a lo que ya no usamos y obtener lo que necesitamos sin pagar, evitando así la generación de residuos y el desperdicio de recursos. En Gratix quien da obtiene uno o más puntos dentro de lo que se llama ‘karma’, un sistema para controlar y para evitar que haya quien pida mucho y poco regale. Gratix no descubre la sopa de ajo y tiene tras de sí una larga lista de páginas web antecesoras con similares funciones y filosofía. Sindinero, que recopila webs en las que los usuarios ponen a disposición objetos que ya no les son útiles, Nolotiro (donde se regalan objetos sin ninguna condición), freecycle o telodoygratis, son sólo algunos ejemplos.

Y ante este cambio de paradigma, en el que cada vez más las transacciones esquivan a la moneda, nosotros nos preguntamos si el sistema económico y del estado del bienestar (basado en el intercambio monetario) se tambaleará. ¿Cómo será la recaudación tributaria en una futurible sociedad del intercambio? Quizá convendría que los gobiernos se lo fueran pensando …

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