14 de mayo de 2021
#009 historia de la semana: Wojtek, Capitán Polaco
Según la historia que nos ha contado Marvel, durante la Segunda Guerra Mundial nació el Capitán América como apoyo definitivo para la lucha contra la Alemania nazi de Hitler. Sin embargo, durante el conflicto de la Segunda Guerra Mundial no fue el único personaje conocido en ver la luz, pues también se produjo el nacimiento del Capitán Polaco. O más correcto sería decir cabo, ya que es el rango al que llegó Wojtek dentro del ejército de Polonia. Un hecho nada desdeñable, teniendo en cuenta que hablamos de un oso.
Corría junio de 1941 cuando Hitler y Stalin rompieron su “alianza” y Alemania comenzó su incursión en la Unión Soviética. Los aliados buscaron sacar tajada de este conflicto y llevar a la URSS a su bando, por lo que comenzaron las negociaciones. El gobierno polaco demandó liberar a los ciudadanos y militares apresados en el reparto de Polonia entre alemanes y soviéticos. Así, una gran cantidad de soldados polacos, en su afán de vengarse de aquellos que habían invadido su país, se unieron al ejército británico que se encontraba en Palestina.
Durante el paso por los montes Zagros (cordillera que separa Irán e Irak), una de las divisiones de soldados polacos se encontró con un niño kurdo que llevaba un osezno en un saco. El animal parecía estar en malas condiciones, despertando la compasión de los soldados quienes acabaron adoptando al oso. De una manera poco usual, el animal acabó convirtiéndose en la mascota del pelotón y recibía todo tipo de cuidados para que mejorara su salud. Así pues, Wojtek (así fue bautizado, nombre que significa guerrero sonriente) generó un fuerte vínculo con los soldados, que a su vez se sentían animados y contentos de tener al animal.
El oficial al mando, al ver el impacto positivo de Wojtek en sus tropas, decidió mantenerlo, a pesar de todas las dificultades que entraña tener un oso en un campamento militar. El animal acabó encajando a la perfección en el campamento, donde los soldados le daban comida, cerveza y le enseñaron diferentes trucos, como caminar a dos patas. E incluso practicaban con él lucha libre. Además, Wojtek mostró su valía de forma involuntaria, pues en una de las muchas incursiones que hacía en las duchas (pasaba calor por las altas temperaturas de la región) hizo huir despavorido a un espía infiltrado.
La gran prueba de fuego de Wojtek
Llegó el momento de entrar en acción para las tropas polacas, reclamadas en Italia para tomar el valle dominado por la abadía de Montecassino. Era un enclave estratégico, por lo que se destinaron un gran número de soldados. Y, pese a que el ejército británico no permitía mascotas a la hora de entrar en acción, no iba a ser un impedimento para Wojtek. Para evitar separarse de su pelotón, el ejército polaco decidió alistarlo oficialmente como parte de la 22ª Compañía de Suministros de Artillería, con toda la documentación en orden.
Pero no iba a estar cerca del campo de batalla sin más. Wojtek había aprendido ya que si imitaba lo que hacían otros humanos, muchas veces tenía recompensa. Por lo que comenzó también a transportar cajas de munición, contando con las ventajas de su fuerza y resistencia. Cuando los aliados consiguieron hacerse con Montecassino, Wojtek fue ascendido al rango de cabo por sus hazañas y la 22ª compañía adoptó como emblema la insignia de un oso transportando un proyectil.
Tras continuar participando en algunos conflictos más y al terminar la guerra, llegó el momento del retiro. Wojtek fue trasladado a Escocia, con muchos otros soldados de la 22ª Compañía, que acabó por disolverse en 1947. Sin embargo, sus excompañeros no estaban dispuestos a permitir que llevaran al oso a Polonia de nuevo ya que muchos soldados decidieron no regresar a su país, pues la URSS les había invadido. Finalmente, la solución llegó a través del zoológico de Edimburgo, donde se convirtió en toda una celebridad. Tras su muerte, se organizó una colecta para erigir una estatua en los jardines de West Princes Street, en Edimburgo.
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