24 de septiembre de 2021

George Bernard Dantzig y el pensamiento positivo: #028 historia de la semana

¿Cuántos nos hemos quedado dormidos y hemos tenido que llegar tarde a alguna clase? Este hecho tan común también le pasa a los “genios”, como fue en su momento George Bernard Dantzig. Mientras cursaba su doctorado en matemáticas, un día llegó con retraso a la clase del prestigioso matemático Jerzy Neyman. Después de llegar y tratar de hacer el menor ruido posible, observó que había dos problemas en la pizarra e intuyó que eran tareas a entregar. Los apuntó, los guardó para hacerlos en casa y los solucionó. Sin saber, para sorpresa de su profesor, que eran problemas que nadie había sido capaz de resolver.

Pero vayamos por partes. George Bernard Dantzig (1914-2005) pasó a la historia como un reputado y galardonado profesor de computación, físico y matemático, conocido sobre todo por su trabajo sobre programación lineal. La mayor contribución de Dantzig fue la creación del algoritmo Simplex para resolver problemas de optimización en programación lineal y que todavía hoy en día se utiliza. Según recoge SIAM News, se trata de uno de los diez algoritmos más importantes del siglo XX.

Sin embargo, también se pone a Dantzig como ejemplo del poder del pensamiento positivo. Y es gracias a la anécdota con la que comenzábamos este texto: la solución de dos problemas que nadie había sido capaz de resolver. Tras quedarse dormido, Dantzig entró en la clase de Jerzy Neyman, matemático polaco de gran renombre. En sus clases, Neyman solía plantear problemas para que los alumnos resolvieran por su cuenta y se lo entregaran más tarde. Y ese día, Dantzig observó dos problemas y creyó que eran otro ejercicio más para hacer.

Días más tarde, tras varios esfuerzos, Dantzig consiguió resolver los problemas y los entregó a Neyman, disculpándose por haber tardado tanto en resolverlos. El matemático polaco se extrañó y los aceptó, hasta darse cuenta pocos días más tarde que las soluciones eran correctas. Rápidamente, se dirigió a casa de Dantzig para informarle que aquellos problemas no eran un ejercicio de clase, sino que eran ejemplos de problemas estadísticos no resueltos y Dantzig lo había conseguido. Años más tarde, el mismo Dantzig confirmó la historia y afirmó que había encontrado los problemas más difíciles de lo habitual, pero estaba convencido de que debían tener solución al tratarse de ejercicios de clase.

Y, ¿por qué esta historia se usa como ejemplo de pensamiento positivo? Pues porque Dantzig probablemente no hubiera podido resolver los problemas si hubiera sabido que nadie había sido capaz. Al pensar que eran dos ejercicios más y que debían tener solución, fue capaz de hallarla. No pensar que eran imposibles hizo que no tuviera un bloqueo mental y fuera capaz de encontrar una solución que nadie conocía.

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