18 de junio de 2021
#014 historia de la semana: Joan Pujol, agente doble por excelencia
Condecorado con la Cruz de Hierro del ejército alemán y miembro de la Orden de la Excelencia del Imperio Británico en la Segunda Guerra Mundial. Ambos son los honores más altos de los servicios militares y eran contrincantes durante el conflicto bélico, pero ambos países acabaron distinguiendo a la misma persona: Joan Pujol García. Aunque no lo conocían por el mismo nombre, pues este barcelonés ejercía de agente doble para ambos bandos, siendo Garbo para ingleses y Arabel para alemanes. Gracias a su astucia, consiguió engañar a Hitler para que pensara que la invasión de la Europa ocupada se iba a producir en otro lugar, salvando vidas y contribuyendo a la victoria final de los aliados.
Joan Pujol (1912-1988) nació en el seno de una familia acomodada que le permitió tener formación, como sus estudios de avicultura. Tras el servicio militar obligatorio, debió enfrentarse a su primer gran conflicto, sobreviviendo en una Guerra Civil donde tuvo que ir al frente, cambió de bando, pasó por prisión y otras penurias pero, a pesar de todo ello, no disparó ni una sola vez por ningún bando.
Espionaje en la II Guerra Mundial
Tras lo vivido en la Guerra Civil y las atrocidades que acaecían durante la II Guerra Mundial, hicieron que Joan Pujol no pudiera quedarse de brazos cruzados. Sin realmente un plan del todo establecido, quiso ofrecer sus servicios de espionaje al Imperio Británico a través de su embajada en Madrid. Propuesta que fue rechazada, pero que no le desanimó y le ayudó a elaborar un nuevo plan, con un enfoque diferente. Trabajaría para los alemanes, con tal de ayudar a los ingleses.
Esta vez, con un plan bien organizado y una serie de argucias, consiguió ganarse la confianza de la embajada y de Federico (el agente alemán con el que se vio en numerosas ocasiones) y encontró la rendija por donde colarse. Al final, consiguió convertirse en espía alemán y que le permitieran viajar a Gran Bretaña. Sin embargo, no le era posible ir hasta allí, pues el visado que tenía era falso, así que se instaló en Portugal y desde allí, comenzó su estrategia. Fingía operar desde Inglaterra, enviando informes ficticios pero realistas, mediante información que extraía de la biblioteca de Lisboa, noticieros de cine y otros documentos relacionados con el país anglosajón.
Un golpe de suerte para ser contraespía
El tercer mensaje ficticio enviado se basaba en una información que le dio un marinero, sobre un convoy de navíos que partía de Londres a Malta. Sin embargo, resultó ser algo que ocurrió de verdad y que los alemanes, además, constataron. Por lo que, gracias a este golpe de suerte, se acabó de ganar la confianza de los alemanes como gran espía, mientras que llamó la atención de los ingleses que pensaban que realmente había un espía alemán sin controlar en Londres.
A través de un contacto americano, al que acudió porque comenzaba a quedarse sin ideas, llegó, por fin, a trabajar para los ingleses. Con ellos, crearon una red falsa de espías que trabajaban para Joan, conocido ya como Garbo, para ganarse la total confianza alemana. Junto a la inteligencia inglesa, elaboraba y enviaban informaciones semiveridicas al bando alemán, por los cuales ya era considerado todo un espía de élite. De esta manera, pudo jugar un papel clave en la Operación Fortitude, donde Joan Pujol y su falsa red de espías debía convencer a Hitler de que la invasión aliada ocurriría en el estrecho de Calais y que Normandía simplemente sería una distracción.
Para ello, se inventaron hasta una tropa americana guiada por el general George S.Patton. que sería la que comandaría el desembarco “real” del estrecho de Calais. Para que todo pareciera verídico, Garbo informó al bando alemán de que les enviaría un mensaje urgente en la madrugada, informando de que las tropas estaban a punto de embarcarse con destino a Francia, avisando del desembarco antes de que se produjera. Sin embargo, esa madrugada no habría nadie para recibir el mensaje en Madrid, donde estaba el contacto, con lo que la información llegó después de que ocurriera el desembarco, pero dejando en buen lugar a Joan, pues la información que no había llegado era fiable.
Con esta estratagema, Joan Pujol acabó siendo condecorado con las máximas distinciones en ambos bandos. Sin embargo, por miedo a futuras represalias, Joan decidió fingir su muerte y “desaparecer” en América Latina. Muchos años más tarde, se descubrió que continuaba vivo y pudo volver a Barcelona y a Inglaterra, donde fue recibido con honores.
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