27 de agosto de 2021

Ripley, en busca de lo increíble: # 024 historia de la semana

Robert Ripley era un ávido cazador de lo curioso y extraordinario que fue capaz, en una época en que los medios de comunicación escaseaban y en el que aún faltaban décadas para que asomara Internet, de hacer una difusión muy efectiva de sus descubrimientos insólitos.

Ripley, nacido en 1890 en California, se inició como dibujante a los 16 años para varios periódicos. Con 23 años se trasladó a Nueva York y mientras hacía de caricaturista por The New York Globe creó la primera viñeta sobre un hecho insólito, que bajo el título de «Créalo o no!». Ésta tuvo una gran respuesta del público, lo que propició que la tira apareciera semanalmente.

Buscando extrañezas por todo el mundo

A los 32 años, el curioso dibujante no tuvo suficiente con dibujar desde su casa y comenzó a viajar por todo el mundo, plasmando sobre papel las extrañezas que encontraba y enviándolas a la prensa en forma de tira cómica. Ripley quedaba fácilmente fascinado por los lugares y culturas que le eran lejanas y exóticas, y las transmitía desde una posición de admiración y respeto. El trabajo de Ripley crecía al mismo ritmo que su fama: la sección «Créalo o no» llegó a aparecer en diecisiete diarios, y publicó libros que recogían de las tiras cómicas.

De la tira cómica a los museos y Hollywood

A finales de los años 30, con la Gran Depresión, Ripley siguió prosperando: ganaba medio millón de dólares al año, que invertía contratar investigadores, artistas, traductores y secretarías para viajar por todo el mundo y seguir haciendo descubrimientos excepcionales. La difusión de sus hallazgos ya no se limitaba al papel: la radio, museos turísticos por las principales ciudades estadounidenses e, incluso, Hollywood, se convirtieron en los grandes altavoces de las búsquedas de Ripley, que se convirtió en el hombre más popular de Estados Unidos.

La Segunda Guerra Mundial frenó en seco los viajes del poderoso Ripley, que se centró en hacer obras de caridad. En el 48, el que había sido su programa de radio pasó a la televisión, batiendo récords de audiencia y recibiendo personajes de lo más estrambóticos. Al año siguiente, en 1949, Ripley murió de un infarto repentino.

El legado: en museos, series y libros

Después de la muerte de Robert Ripley, se subastaron muchos de los objetos que había ido recogiendo a lo largo de sus viajes y se creó una franquicia que abrió museos en varios países. En 1992, sin embargo, uno de los museos que albergaba más piezas insólitas, el de Tennessee, quedó destruido a causa de un incendio, con lo cual, muchos de los objetos excepcionales se perdieron para siempre.

Sin embargo, para los nostálgicos que quieran recordar esta singular figura y su legado, la franquicia publica y difunde numerosos proyectos en todo el mundo, especialmente series, caricaturas, libros, pósters, juegos y contenido para teléfonos móviles. Aunque no os creáis, el legado de Ripley aún está muy vivo.

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