15 de octubre de 2021

Ronnie Brunswijk y las vueltas que da la vida: #031 historia de la semana

Cimarrón, paracaidista de élite, líder guerrillero, propietario de un club de fútbol, magnate del oro, dueño de un aserradero, futbolista profesional desde hace unas semanas y presunto delincuente tras ser acusado de robo de bancos y narcotráfico por la Interpol. Ah, bueno, y primer vicepresidente cimarrón de la historia de Surinam. Esta sería, a grandes rasgos, una parte del currículum de Ronnie Brunswijk, una vida digna de novela.

Seguro que, en realidad, ya te suena esta historia puesto que apareció en decenas de medios digitales: el vicepresidente de Surinam buscado por la Interpol se convertía, a los 60 años, en el jugador de más edad que disputaba la Concacaf. Además, salían a la palestra diversos datos significativos como el robo de bancos o ser el padre de unos 50 hijos e hijas. Sin embargo, estos son elementos de una historia algo más compleja y que tiene diferentes versiones, por supuesto.

Ronnie Brunswijk nació en 1961 (unos meses antes que la misma Concacaf en la que debutó, por cierto) en el seno de una familia de agricultores de subsistencia en una región pobre de Surinam, donde compartir era la única manera de subsistir. Tras tener la suerte de asistir a un internado, fue reclutado por el ejército de Desiré Bouterse, persona en el poder en ese momento. Así, Brunswijk se convirtió en uno de los primeros 12 paracaidistas del país y dadas sus condiciones y buen entrenamiento, se acabó convirtiendo en una persona cercana al dictador, siendo su guardaespaldas.

Sin embargo, esta unión acabó generando diversos enfrentamientos, donde Brunswijk se mostraba en desacuerdo con las formas de Bouterse, agresivas (por no decir ilegales y con supuestos asesinatos de por medio), así como restrictivas con los cimarrones de donde provenía Brunswijk. La situación acabó con la deserción de Brunswijk y pasando a ser un enemigo del “gobierno”. Es aquí donde se ganó la fama de Robin Hood, pues parece ser que robaba bancos y luego lo repartía entre las poblaciones más desfavorecidas.

Exilio, golpe de estado y Vicepresidencia con un viejo enemigo

La situación era lo suficientemente tensa como para que tuviera que exiliarse a los Países Bajos y unirse a otros exiliados dispuestos a destronar a Bouterse. Allí se prepararon, y con prepararse parece ser que construyeron una red de narcotráfico (condenado tiempo después en Holanda y Francia por ello) para financiar el golpe de estado que estaban planeando y que vio la luz en 1986. Una guerra civil que se alargó 6 años y donde Brunswijk tuvo un papel activo y de peso.

Brunswijk siempre rechazó los crímenes de los que se le acusa, tanto el robo de bancos como el narcotráfico, los cuales afirma que eran falsedades que Bouterse creó para desacreditarlo. Sus contribuciones económicas, tal como siempre defendió, provenían de sus negocios de oro y madera. Una vez derrocado el sistema de Bouterse, se intentaron celebrar unas elecciones donde Brunswijk se presentó con su partido. Entre sus consecuciones políticas, está la de haber llegado a ser presidente de la Asamblea Nacional. Así mismo, llegó a formar un gobierno de coalición con Chandrikapersad Santokhi, exoficial de policía cuya misión en los 80 era, nada más y nada menos, dar caza a un Brunswijk que desertó del ejército.

De esta manera, se convirtió en una figura empresarial y política de gran peso en Surinam, muy querido por su aportación económica a las zonas más pobres del país. Así mismo, se hizo propietario del club Inter Moengotapoe. Y es desde ahí, como propietario, donde se ha acabado haciendo “famoso” en las redes tras su debut como futbolista. Casi ya se puede decir que lo ha hecho todo.

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