30 de abril de 2021
#007 historia de la semana: Larry Walters y un vuelo para la historia
Una silla de jardín, unos globos metereológicos inflados con helio, una pistola de aire comprimido y muchas ganas de volar. Estos son los ingredientes principales de la historia de Larry Walters y su vuelo que, por culpa de unos errores de cálculo, acabó convirtiéndose en todo un hito en 1982. Desde su silla voladora y a miles de metros de altura, llegó incluso a invadir el espacio aéreo y dejó a toda una urbanización sin luz durante 20 minutos. ¿Cómo? Aquí la historia.
El protagonista de esta historia era un ciudadano americano, camionero y un apasionado del vuelo que intentó alistarse en las Fuerzas Aéreas, pero fue desestimado por culpa de sus problemas de visión. Ante esta negativa, Larry Walters no iba a quedarse con las ganas de volar, por lo que unos años después, cuando estaba en Long Beach (California) tuvo una “genial” idea. Decidió utilizar una sencilla silla de jardín y atarle una serie de globos meteorológicos inflados con helio, pensando en que alzaría el vuelo unos pocos metros por encima del suelo. Para ello, simplemente se preparó con un arma de aire comprimido para poder ir disparando a los globos en el caso de que quisiera descender. Sin embargo, no salió como esperaba.
En lugar de alzarse unos metros, entre los globos, la falta de peso y las corrientes de aire, acabó alcanzando una altura realmente considerable (algunos hablan de hasta 4000 metros de altura). El miedo se apoderó de Walters, que no supo cómo reaccionar y no se atrevía a disparar a los globos para no desestabilizarse. La silla continuó su movimiento, hasta invadir el espacio aéreo, con todo el peligro que eso conlleva. Muchas de las historias relatan que llevaba consigo una radio de corto alcance, con la cual pudo alertar de su presencia, tal como se recoge en esta entrevista de Los Ángeles Times.
Tras 45 minutos en el aire de Los Ángeles, Walters reunió la valentía suficiente para empezar a explotar los globos mediante su pistola de aire comprimido. Consiguió descender lentamente, pero, como no había sido suficiente aventura, algunos de los globos quedaron atrapados en una línea de alta tensión, ocasionando un apagón de 20 minutos en uno de los barrios de la zona. Lo que se denomina un buen aterrizaje.
Walters fue arrestado y multado, pese a que tardó en hacerse efectiva la multa pues los mismos departamentos no estaban seguros de qué violación se había cometido de la Ley Federal de Aviación, puesto que no había antecedentes anteriores como este caso. Así mismo, además de la multa, Walters consiguió cierta fama y ofreció diversas entrevistas (llegó a declarar que “era algo que tenía que hacer”) e incluso ejerció de conferenciante motivacional por un tiempo.
Esta hazaña, difícil todavía de creer hoy en día, llegó a inspirar una película australiana llamada Danny Deckchair y estrenada en 2003. Un claro ejemplo de aquello que ya se suele decir de que la realidad a veces supera la ficción. Una historia que en su momento dio la vuelta al mundo y que, como toda buena historia viva, ha acabado con diferentes versiones y algunos detalles menos fidedignos pero que le dan valor y épica al relato de Larry Walters y su vuelo en 1982.
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