30 de julio de 2021

#020 historia de la semana: Jesse Owens y 1 año para la historia del deporte

En el marco de los Juegos Olímpicos, es momento de recordar a uno de los deportistas que más impacto han tenido en la historia del deporte: James Cleveland ‘Jesse’ Owens (1913-1980). Tras romper cinco récords mundiales e igualar otro en los Big Ten Conference siendo un Sophomore de la universidad (en tan solo 45 minutos), llegó a los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 donde hizo historia y se convirtió en un símbolo tras derrotar la teoría de la supremacía de la raza aria después de conseguir cuatro medallas de oro.

Jesse Owens era considerado desde muy joven una de las estrellas futuras del atletismo, pero las diferencias raciales hacían que no fuera beneficiario de ninguna beca o ayuda. Por ello, tenía que trabajar a tiempo parcial mientras estudiaba y no podía dormir ni descansar junto al resto de sus compañeros blancos. Así mismo, llegaba con grandes dudas para participar en los Big Ten Conference, pues unos días antes había sufrido una lesión en un accidente doméstico. Sin embargo, se sobrepuso al dolor y quiso participar.

En un intervalo de 45 minutos, sin apenas tiempo para descansar, Jesse Owens participó en los 100 metros lisos, los 200, 200 valla y el salto de longitud y salió vencedor y con récord en todas ellas, dejando atónitos a los aficionados que se acercaron a ver la prueba. Uno de los récords, el de salto de longitud, llegó a estar vigente 25 años. Desde ese día, Jesse Owens se convirtió en una estrella del atletismo en Estados Unidos que precedería su participación en los Juegos Olímpicos de Berlín.

Un símbolo ante Hitler

Los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 estaban bajo la lupa del todo el mundo, no solo por ser el evento deportivo por excelencia, sino por la figura de Hitler y su convicción de que la raza aria era superior y dominaría el medallero. Jesse Owens llegaba como una figura, pese a la marginación sufrida en Estados Unidos debido a ser un atleta negro. Allí, dejó a todo el mundo deportivo atónito al conseguir cuatro medallas de oro, un hito que fue igualado por Carl Lewis en Atlanta 1984. Además, consiguió vencer a Lunz Long, gran favorito alemán con el que además entabló amistad.

Pese a tocar la cima a nivel deportivo y quedar en el imaginario colectivo como el atleta de raza negra que se enfrentó y venció al nazismo (incluso alemanes le pedían autógrafos o le vitoreaban), Jesse Owens no tuvo ese reconocimiento en su propio país. En Estados Unidos, los afroamericanos no tenían ni de lejos el mismo estatus que los blancos, por lo que no fue recibido por el presidente Roosevelt ni felicitado a través de misiva y tras el desfile de los campeones ni siquiera pudo entrar en el hotel por la puerta principal y tuvo que entrar en la recepción a través del montacargas.

Posteriormente, con el estallido de la Guerra Mundial y la imposibilidad de celebrar juegos, su gloria y reconocimiento se fueron evaporando. Jesse Owens fue encadenando diversos trabajos como gerente en una lavandería o hizo exhibiciones vendiendo sus aptitudes haciendo carreras frente animales o automóviles. Así mismo, fue una persona que se fue instruyendo y llegó a ser nombrado embajador de buena voluntad de los Estados Unidos en la década de los 50. Tuvo ciertas polémicas relacionadas con el auge del Black Power por sus opiniones iniciales y acabó falleciendo a los 66 años debido a un cáncer de pulmón agresivo tras muchos años como fumador empedernido.

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