13 de agosto de 2021
#022 historia de la semana: Anne Sullivan y Helen Keller, la personificación del tesón
Anne Sullivan (1866 – 1936) y Helen Keller (1880 – 1968) parecían destinadas a encontrarse y forjar una amistad que fue histórica. La primera, tuvo que vencer a una ceguera tras diversos tratamientos que la motivaron a querer ayudar a otras personas con deficiencias visuales. Mientras, la segunda se quedó ciega y sorda con apenas meses de vida, lo que le provocaba grandes problemas para comunicarse, relacionarse o aprender. Hasta que, con la ayuda de Sullivan como su profesora, consiguió llegar a convertirse en la primera persona sorda y ciega capaz de conseguir una licenciatura universitaria.
No rendirse, salir adelante. Parece ser el mantra de vida de Anne Sullivan desde bien joven, tras nacer en el seno de una familia pobre. Sullivan perdió a su madre a los 8 años, fue enviada junto a sus dos hermanos (Maria y Jimmie) a una casa de acogida de niños pobres porque la familia no contaba con recursos para mantenerlos, Jimmie también murió debido a una tuberculosis y Anne desarrolló tracoma, cuyos efectos llevaron a la pequeña a perder casi toda su visión.
Sin embargo, Sullivan no se rindió y consiguió ser una buena estudiante en la Escuela Perkins para Ciegos de Boston, donde tras diversas operaciones para no perder totalmente la vista, llegó a graduarse con honores. Su experiencia y las dificultades que tuvo que ir superando con el paso de los años no la hicieron desfallecer, sino que le sirvieron de combustible para tener un objetivo en la vida: ayudar a otras personas con deficiencia visual. Se formó y aprendió a cómo podía ser una buena maestra para aquellos y aquellas que, por sus características, tenían difícil el acceso al aprendizaje.
Helen Keller entra en escena
Helen Keller era una niña muy reservada que no se relacionaba con nadie debido a que a los pocos meses de nacer perdió vista y oído. Así, sufría incapacidad para comunicarse y encajar, generando una gran frustración en ella, por lo que evitaba todo contacto e hizo que muchos profesores y profesoras la dieran como un caso excesivamente complicado. Eso no fue suficiente para tirar atrás a Anne Sullivan, que buscó la mejor manera de comunicarse con Keller y ayudarle a aprender.
Así, con mucha paciencia y diferentes ejercicios (como tocar diferentes objetos para que Anne luego los deletreara en la palma de Keller), consiguió enseñarla a leer y escribir, e incluso la ayudó a comenzar a hablar. Con mucho trabajo y perseverancia, Keller fue mejorando poco a poco viendo, al mismo tiempo, que era capaz de mejorar y aprender. Después de varios años de estudios, Keller acabó por incluso licenciarse en la Universidad, siendo la primera persona sorda y ciega en conseguirlo.
Con el tiempo, la historia de ambas se hizo conocida y sirvió de inspiración para muchos. Anne Sullivan acabó recibiendo el reconocimiento por sus habilidades como profesora, mientras que Helen Keller publicó diversas obras y ejerció en otros roles como oradora con una fama internacional. Keller participó en diversas obras sociales y se convirtió en una referencia y defensora de los derechos para personas con deficiencias visuales y auditivas. Ambas mantuvieron una férrea amistad durante toda su vida y se convirtieron en ejemplos de superación.
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