8 de octubre de 2021

Gertrude B. Elion y el valor de cumplir una promesa: #030 historia de la semana

“Nada en la vida llega fácilmente, por lo que no debemos tener miedo a trabajar duro”. Esta frase de Gertrude Belle Elion describe a la perfección lo que fue su vida. Se esforzó y trabajó todo lo que pudo para superar barreras económicas y sociales y así cumplir su propia promesa: encontrar la cura a enfermedades que se llevaron a familiares suyos. Gracias a su contribución protagónica, se encontró tratamientos para enfermedades como la leucemia, la gota o la malaria que acabaron con un Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1988.

Gertrude B. Elion (1918 – 1999) nació en el seno de una familia humilde de Nueva York. Desde bien joven mostró potencial e interés por los estudios, gracias también al apoyo de su abuelo, quien le inculcó el amor por el conocimiento. Sin embargo, un cáncer de estómago se interpuso entre ellos, acabando con la vida de su querido abuelo. Aquel fue el primer punto de inflexión, pues fue el día que Gertrude se decidió por la medicina para encontrar una posible cura para esta cruel enfermedad.

Consiguió ir a la Universidad, pese a ser algo complicado para las mujeres en aquella época, e incluso accedió a una edad más temprana que muchos otros. Consiguió costearse los estudios gracias a sus altas calificaciones, por lo que podía acceder a becas. La crisis de 1929 golpeó a muchas familias, lo que conllevaba otro hándicap importante, pues aparte de encontrarse barreras por ser mujer, estaban los impedimentos económicos. Y luego llegaron los sociales, puesto que en muchos lugares no era contratada por ser mujer. En algunos casos le llegaron a decir que podría despistar a sus compañeros varones.

Finalmente encontró un puesto de ayudante de laboratorio, con el que junto a clases particulares y un trabajo de recepcionista a media jornada, pudo costearse el máster de Química en la Universidad de Nueva York. Pero una vez pasado el periodo universitario, la vida daría a Gertrude un segundo golpe en forma de enfermedad: una endocarditis acabó con la vida de su prometido.

Con la Guerra, la oportunidad

Este golpe también la marcó, remarcando más la meta por la que empezó a estudiar: encontrar cura a este tipo de enfermedades. Continuó tratando de hacerse un hueco en el sector hasta que el estallido de la Segunda Guerra Mundial le brindó, a ella y muchas otras mujeres, una oportunidad. Los hombres partían al frente, por lo que sus puestos los ocupaban mujeres que quisieron aprovecharlo. Así fue para Gertrude, que pasó por una empresa de alimentación, fue fichada por Johnson & Johnson y posteriormente pasó a Burroughs Wellcome (ahora GlaxoSmithKline).

Fue aquí donde alcanzó su máximo esplendor y pudo desplegar sus habilidades junto a sus compañeros y George Hitchings. Gracias a sus investigaciones en el desarrollo de medicamentos, crearon fármacos eficaces y seguros para luchar contra leucemia, la gota, infecciones urinarias, la malaria, el herpes viral y diversas enfermedades autoinmunes. Fue allí también donde desarrollaron la teoría de los antimetabolitos para diseñar fármacos que inhibieran la reproducción de patógenos sin dañar las células del huésped.

Con trabajo y perseverancia, Gertrude B. Elion consiguió hacerse un hueco en un sector poco común para las mujeres, en medio de una crisis económica y enfrentándose a las barreras sociales de la época. Consiguió sobresalir y cumplir su promesa de encontrar ayudas y curas para enfermedades que, en aquel momento, parecían no tener remedio.

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