29 de octubre de 2021
La reinvención como estrategia de supervivencia. #033 historia(s) de la semana
Muchas compañías hoy líderes o punteras tienen orígenes que distan bastante de lo que acabaron haciendo. Un ejemplo claro de que es necesario evolucionar para encontrar la mejor versión, ya sea personal o a nivel empresarial. Muchas de ellas fueron creadas en tiempos remotos cuyas tendencias o ideas eran diferentes, y supieron amoldarse o encontrar nuevos nichos de mercado con el paso del tiempo. Tiffany, Samsung o Avon son algunas de estas marcas que supieron tomar las decisiones adecuadas y asumir cambios que eran necesarios.
Tiffany, un lujo de papelería
Una de las marcas más reconocibles cuando hablamos de lujo o productos exclusivos es Tiffany, más si tenemos en cuenta su presencia o mención en diferentes series o películas. Se ha creado un aura de exclusividad entorno a esta marca, que ha sabido explotar muy bien. Sin embargo, la empresa nació como una tienda de papelería, bastante alejado del lujo actual. Su fundador, Charles Lewis Tiffany, llegó a la conclusión de que el papel de cartas o los sobres no acababan de dar todo el rédito económico que quería y que el dinero entraría mejor con la venta de otros productos, como las joyas o diamantes
Noodles Samsung, ricos y nutritivos
Samsung es el conglomerado empresarial más grande de Corea del Sud y una empresa referente en cuanto a tecnología se refiere. Pero en sus inicios, hace más de 80 años, esta no era la idea con la que se originó la empresa, a cargo de Lee Byung-chul. Y es que Samsung nació como una empresa de alimentación, que vendía verduras, pescado y fabricaba sus propios noodles en una tienda, así como hacían comercio a gran escala comprando y vendiendo productos por la región y exportando a regiones de China. La empresa fue creciendo y diversificándose, creando compañías filiales que se encargaban de manufacturar harinas, azúcar o productos textiles. Entrando en diversos campos, acabó llegando al tecnológico donde acabó dedicando más esfuerzos debido a la rentabilidad que ofrecía.
Avon, un perfume para acompañar un libro
Si hablamos de productos de cosmética, Avon es una de las primeras marcas que se nos viene a la cabeza como referente. No obstante, su dedicación en el sector de la cosmética llegó más bien de rebote, pues nació como complemento a la actividad principal que era la venta de libros. David H. McConnell trabajaba en el negocio de una librería circulante, cuyos agentes recorrían casas vendiendo libros. El creador de la firma pensó que sería una idea original acompañar estos libros de frascos de perfume (que elaboraba él mismo) para convencer a las consumidoras y llamar su atención. Viendo el éxito de esta idea, los perfumes acabaron ganando la partida a los libros y comenzaron a ser la razón de sí de la empresa, la cual se fundó en 1886 como California Perfume Company.
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